Erase una vez

Nombre:
Lugar: Castellón, Castellón, Spain

1200 caracteres para describirme? Eso puede ser demasiado si os doy la versión reducida: yo soy YO. Pero si quiero extenderme 1200 caracteres no dan para nada. Si quieres perder el tiempo conociéndome te recomiendo que lo dejes estar, yo llevo toda mi vida intentándolo y no he sacado nada en claro.

miércoles, noviembre 16, 2005

El peor día?

Jueves, 3 de noviembre. Son las 7 de la mañana. He dormido a intervalos de una hora, así que es la séptima vez que me despierto, pero esta vez me levanto. Todavía tengo mucho tiempo, hasta las 9 no son las pruebas físicas, así que decido bajar las maletas al coche y luego buscar un bar para desayunar tranquilamente. Me obligo a tomar un café con leche y un croisant. Todavía son las siete media, vanesa no vendrá hasta dentro de más de media hora. Vuelvo a subir a la habitación del hotel y pongo el móvil a cargar.

Al rato Vanesa me hace una perdida, ha llegado pronto. Bajo y me lleva al pabellón de deportes, tengo los nervios a flor de piel. Son las nueve menos cuarto, pero ya hay mucha gente esperando cuando llegamos. Al cabo de un rato de dar vueltas por ahí fuera nos hacen pasar para que nos cambiemos. Me quedo en pantalón corto, la sudadera me la dejo puesta para no pasar frío. Son las diez y media, llevo tumbado en el suelo más de una hora, me duele la espalda y tengo los riñones helados; de esta me constipo seguro. Parece que nunca vayan a llegar a mi apellido; pero claro, al final sé que me acabarán llamando.

Ahora son las doce menos diez. En realidad casi me puedo considerar afortunado, seguirán llamando a gente hasta pasada la una. Nos hacen descalzarnos y yo me pongo el DNI un momento en la boca para poder desabrocharme bien los cordones. Cuando me llega el turno de medirme, la agente que tiene que confirmar que yo soy yo esgrime su carpeta como si fuera una bandeja instándome a dejar el DNI sobre ella; no puedo evitar sentirme como un concursante del un dos tres que tiene que elegir un sobre. Me dice: "no esperarás que lo toque, cuando lo acabas de estar chupeteando". Se me cae el alma a los pies, ¿cuándo he dejado de ser un ser humano real para convertirme en un personaje de Kafka?. Me trago mi orgullo y me disculpo. Me miden tres veces, el problema es que doy la talla por escasos milímetros y mi nueva amiga quiere hacer muy bien su trabajo conmigo, si llego a medir 1'699 me hubiera podido despedir de hacer las pruebas este año.

La primera prueba es la de dominadas. Hago diez, casi once, pero me quedo suspendido en el aire, con la barra a la altura de mi vista, pensando en dar un último golpe de riñón, y recuerdo que aunque la haga tendré la misma puntuación. Ya llevo siete puntos. Pasamos a la siguiente, el salto vertical. me sitúo, me agacho, me doy impulso hacia arriba . . . y a punto estoy de no tocar la pared, porque estaba demasiado lejos de ella. En mi desesperación por tocarla pierdo un par de centímetros o tres. 54 cm, cinco puntos; ya llevo doce. Ahora viene el circuito, no hay problema, en este saco como mínimo un ocho siempre, así que podré ir tranquilo a mi talón de aquiles, los dos kilómetros. Pero hoy todo se tuerce, resvalo al pasar bajo la valla y al ponerme en pie la tiro. Solo tengo una oportunidad más, no puedo arriesgar, pero al menos sacaré un siete, ¿no?. Segunda oportunidad en le mismo sitio, estoy reptando como una serpiente apra no volver a tirarla. Una gota de sudor cae en mi ojo y al ponerme en pie me llevo la mano a la cara . . . y me desplazo la lentilla; ¡veo borroso!. Consigo acabar el circuito con un ojo cerrado. El tiempo es de 9'8 segundos, seis puntos (no han sido 7 por una décima); llevo 18 puntos en total. Ahora vienen los dos kilómetros, he de estar tranquilo e ir de menos a más. Es lo que pienso, pero hacerlo es otra cosa. En la primera vuelta hago un tiempo ridículamente bajo, tengo que bajar el ritmo; segunda vuelta, este sí que es el tiempo que tengo que hacer, pero ¿por qué estoy tan cansado?; en la tercera vuelta el tiempo es muy malo, epro aún lo compenso con la primera, ¡tengo que aguantar!; en la cuerta vuelta me hundo, todo está perdido, de ir al final del pelotón principal he pasado a ser último en menos de 200 metros, estoy acabado. Al pasar por meta por penúltima vez, el que tengo delante me lleva 20 buenos metros de ventaja; bajo la cabeza y empiezo a esprintar, le adelanto a falta de 250 metros para la meta, tengo unos 50 metros delante a los dos siguientes; bajo la cabeza y sigo corriendo olvidándome hasta de respirar. Entro en meta con ellos. Mi tiempo es de 8'30, dos puntos; lo que hace un total de veinte puntos. He aprobado, pero no puedo disfrutarlo, ahora solo me apetece caerme al suelo, y lo hago. Al rato me agarro a la reja para ponerme en pie y salgo de allí. Estoy contento y frustrado.